Si le gustan las cosas buenas de la vida, es posible que no le resulte extraña una copa de vino tinto y una selección de quesos. Por supuesto, como muchas otras cosas, el vino y el queso son un placer culpable.
Sabemos que el vino está lleno de calorías por el azúcar, además de ser alcohol, que actúa como diurético, dañando nuestro hígado y nuestra piel. No va a competir con un batido de una de nuestras mejores licuadoras en la categoría de «bebidas saludables». Del mismo modo, el queso está repleto de calorías y colesterol, por lo que ambos manjares -en exceso- son muy obviamente malos para nosotros. Se necesitará mucho más que nuestros mejores ejercicios para perder peso para compensar los atracones regulares.
Sin embargo, un nuevo estudio ha demostrado que, con moderación, el consumo regular de queso y vino puede ser beneficioso para nuestro cerebro, ya que ayuda a prevenir el deterioro cognitivo que puede conducir a enfermedades como la demencia.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Iowa, trató de relacionar el consumo de alimentos específicos con la agudeza cognitiva en la edad avanzada. Al estudiar a 1.617 adultos mayores y preguntarles sobre sus hábitos alimentarios, además de realizar pruebas cognitivas, los investigadores descubrieron lo siguiente:
- El queso resultó ser el alimento más protector contra los problemas cognitivos relacionados con la edad, incluso a edades avanzadas, cuando suelen aparecer signos de demencia.
- Un vaso de vino tinto al día se relacionó con un impulso cognitivo.
- El consumo semanal de cordero (pero, curiosamente, no de otras carnes rojas) demostró mejorar la capacidad cerebral a largo plazo.
- El consumo excesivo de sal es malo, pero sólo las personas que ya tienen riesgo de padecer Alzheimer deben vigilar su ingesta.
La investigadora principal, Auriel Willette, dijo: «Me ha sorprendido gratamente que nuestros resultados sugieran que comer queso y beber vino tinto a diario de forma responsable no sólo es bueno para ayudarnos a hacer frente a nuestra actual pandemia de COVID-19, sino que quizá también nos ayude a lidiar con un mundo cada vez más complejo que nunca parece ir más despacio».
Por supuesto, como hemos mencionado antes, estos dos alimentos que protegen el cerebro siguen siendo placeres culpables, por lo que la «moderación» es la clave aquí. Excederse en el consumo de vino tinto y queso probablemente creará problemas de salud, independientemente de la agudeza de los crucigramas en la vejez.
Planificar estos caprichos en su dieta puede ser bueno para sus objetivos de alimentación saludable a largo plazo, ya que pueden hacer que se sienta menos privado. Un estudio, publicado conjuntamente por investigadores de Portugal y los Países Bajos, descubrió que las desviaciones planificadas de la dieta tienen más probabilidades de evitar que te embarques en «atracones de comida mala».
Planificar esta desviación de antemano contribuye a una dieta mayoritariamente sana y completa que resulta incluir un poco de lo que te apetece. Nuestra guía de tamaños de raciones también puede ayudar a evitar los atracones.
Eres un ser humano: date un respiro (y un trozo de queso) de vez en cuando. Planearlo con antelación te ayudará a mantenerte en el buen camino y a proteger tu salud cerebral.