Tanto si vives en climas tropicales como si vives una ola de calor, intentar dormir con el calor puede parecer una batalla que estás destinado a perder.
Algunas noches simplemente hace demasiado calor para dormir, lo que a menudo trae consigo sentimientos de frustración que afectan aún más a nuestra capacidad para dormir (ni siquiera mencionamos los molestos bichos que trae dormir con la ventana abierta). El resultado es que nos despertamos cansados, irritables e incapaces de rendir al máximo.
La buena noticia es que hay formas de dormir bien con el calor. Así que, si te cuesta dormir gracias a las altas temperaturas, echa un vistazo a nuestra lista de trucos fáciles y eficaces para probar esta noche…
Bebe leche helada antes de acostarte
Un vaso de leche antes de acostarte es el tónico ideal para dormir con el calor. Un estudio publicado en el American Journal Of Clinical Nutrition descubrió que una proteína que se encuentra de forma natural en la leche, llamada a-lactalbúmina, mejora tanto la calidad de tu sueño como tu estado de alerta al día siguiente. Si la tomas helada, también te ayudará a regular tu temperatura corporal.
Si no te gusta la leche (o no comes productos lácteos), también puedes probar el zumo de cereza ácida (también conocido como zumo de cereza ácida o Montmorency). Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Northumbria descubrió que ayuda a dormir una media de 25 minutos más por noche al aumentar los niveles de melatonina, la hormona que regula el sueño.
Prepara bien tu cama
Si vives en una zona propensa al calor (o si tienes un sueño naturalmente caluroso), busca una tecnología de refrigeración específica a la hora de construir tu cama. Por ejemplo, muchos de los mejores cubrecolchones y colchones están diseñados para hacer frente a los cambios en las condiciones de calor, manteniéndole fresco cuando hace calor y viceversa.
Además de sobre qué duermes, también debes tener en cuenta bajo qué duermes. En las noches más cálidas, opta por una sábana superior ligera que absorba la transpiración y permita que el aire circule más fácilmente. Si duermes con un edredón (¡hola, nuestros lectores europeos!), elige uno con un índice de tog más bajo.
Crea tu propio aire acondicionado
Si tu dormitorio carece de aire acondicionado, aquí tienes una solución práctica que puedes probar. La doctora Nerina Ramlakhan, fisióloga y experta en sueño de Silentnight, aconseja colocar cubitos de hielo en un cuenco y encender un ventilador junto a él. Al derretirse el hielo, recibirás una brisa fresca. Una genialidad!
Aplica cremas frías
Guarda la loción para después del sol o la crema hidratante corporal en la nevera para que esté fresca y calmada cuando te la apliques antes de acostarte.
Dúchate con agua tibia (¡no fría!)
Una ducha o baño frío antes de acostarte tendrá el efecto de aumentar la temperatura de tu cuerpo en lugar de reducirla, así que para mantenerte fresco bajo las sábanas, asegúrate de que el agua esté tibia. Si no tienes tiempo de darte una ducha o un baño completos, prueba a poner sólo los pies y las muñecas bajo el agua tibia antes de acostarte, aconseja el doctor Ramlakhan.
Haz ejercicio antes
No hagas ejercicios extenuantes a menos de cuatro horas de dormir, ya que la temperatura de tu cuerpo será demasiado alta para desconectar, aconseja Sammy Margo, autora de The Good Sleep Guide. Sin embargo, hacer ejercicio a primera hora del día te ayudará a dormir bien.
Prueba con una sábana húmeda
Si te cuesta mucho trabajo, empapa una sábana o toalla en agua y luego métela en la lavadora en el ciclo de centrifugado para que no gotee. Si te cubres con el paño húmedo, te mantendrás fresco gracias a la magia del calor latente, el mismo proceso que utiliza el sudor para enfriar el cuerpo. Para que esto funcione, necesitarás que el aire circule por el dormitorio: una ventana abierta es suficiente. También puedes colocar las sábanas en el congelador durante un par de horas antes de acostarte.
Limpia tu frente
Para una versión menos extrema del consejo anterior, el Dr. Ramlakhan aconseja mantener una franela fría al lado de tu cama, junto con un pulverizador de plantas lleno de agua y unos cuantos cubitos de hielo. Si metes una franela en la nevera durante una hora antes de acostarte, obtendrás un agradable paño refrescante que podrás ponerte en la frente mientras te duermes. Y si necesitas refrescarte aún más durante la noche, echa mano del pulverizador.
Coge la botella
Si utilizas una botella de agua caliente en los meses más fríos del invierno, conviértela en una botella de agua fría para las noches más calurosas. Simplemente llénala con agua fría , métela en el congelador y llévatela a la cama.
No duermas desnudo
Por muy tentador que sea quitarse todo cuando sube el mercurio, ¡no lo hagas! Los pijamas de algodón permiten que la piel respire y aseguran que el sudor se absorba en lugar de quedarse pegado a la piel.
Apagar los enchufes
Puede parecer una idea muy remota, pero apagar todos los enchufes puede ayudar a bajar la temperatura y, de paso, ahorrar algo de energía. Los enchufes eléctricos liberan una cantidad sorprendente de calor, y cuando hace súper calor cada pequeña mejora ayuda.
Empapa los calcetines
Duerme con unos calcetines frescos y húmedos o con una camiseta. El calor que produce tu cuerpo hará que el agua de la ropa se evapore, produciendo un efecto refrescante en tu piel y bajando tu temperatura
Mantén relaciones sexuales
Si tu pareja no es demasiado caliente, las investigaciones han demostrado que la oxitocina química liberada por un orgasmo asegura una mejor noche de sueño. Los orgasmos también estimulan la liberación de vasopresina, que está relacionada con el cansancio cerebral y la reducción del estrés, además de que las endorfinas producidas al tener sexo pueden tener un efecto sedante.