Podrías tener una dieta modelo preparada. Muchas ensaladas, apenas carne (y desde luego nada de cosas procesadas) con las restricciones más estrictas y draconianas imaginables. Sin embargo, no conseguirás ser mucho más saludable, porque lo más probable es que no la cumplas.
Este es el dilema al que se enfrentan muchas personas cuando empiezan a ponerse en forma. La tentación de «ir a por todas» es abrumadora, pero no sirve de nada establecer un gran plan y no cumplirlo. Los científicos y dietistas coinciden en que sólo hay un secreto para una dieta saludable, y es encontrar una que se pueda cumplir.
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Un estudio, realizado por investigadores de universidades canadienses y publicado en el Journal of the American Medical Association, analizó diferentes dietas populares de todo el espectro del fitness y evaluó cuáles ayudaban a perder más peso.
Por supuesto, las dietas saludables tienen que ver con la salud general del cuerpo y no sólo con la pérdida de peso, pero ésta es la métrica que el estudio utilizó como punto de referencia.
El estudio buscó en múltiples bases de datos diferentes la investigación existente, examinando la dieta Atkins, el sistema de puntos de Weight Watchers, la Zona y otras dietas. Al final, el estudio descubrió que «se observó una pérdida de peso significativa con cualquier dieta baja en carbohidratos o en grasas. Las diferencias de pérdida de peso entre las dietas individuales nombradas fueron pequeñas. Esto apoya la práctica de recomendar cualquier dieta a la que el paciente se adhiera para perder peso.»
Así es: no importaba qué dieta se utilizara a largo plazo, siempre que fuera relativamente saludable. El factor decisivo era el tiempo que el participante seguía la dieta.
Olvídese de todas las dietas de moda, de todas las desintoxicaciones de dos semanas y de todos los intentos de pérdida de peso muy estrictos que sólo duran unos días. Las dietas sostenibles consisten en tomar buenas decisiones a largo plazo, como cambiar los refrescos por agua.
Una de las formas más sencillas de hacerlo es mediante simples intercambios de alimentos para empezar. Seguir la dieta mediterránea, por ejemplo, no consiste tanto en seguir un plan de alimentación saludable rígido como en los principios generales de la dieta: muchas verduras, pescado azul y grasas saludables, con menos carne procesada y cereales. Cambiar las hamburguesas y las patatas fritas por el pescado y las verduras a la plancha, un par de noches a la semana, es una buena manera de empezar.
También se ha demostrado que registrar lo que se come con un diario de alimentos duplica eficazmente la pérdida de peso de los participantes. Prueba a registrar la comida y la bebida que consumes durante una semana completa, y luego echa la vista atrás e identifica dónde puedes cambiar a una alternativa más saludable.
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