La forma perfecta de correr: cómo reducir las lesiones y mejorar el rendimiento

Correr puede ser sencillo: un pie delante del otro, y repetir. Pero hay una forma «correcta» de correr. La postura correcta es la más correcta desde el punto de vista biomecánico, ya que reduce el impacto en las articulaciones y garantiza que se proyecta la máxima energía posible en cada paso.

La evaluación en una tienda especializada en running y el emparejamiento con las zapatillas de deporte adecuadas para ti deberían corregir la forma en que se mueven tus pies y tobillos al correr, pero hay más cosas que tener en cuenta además de los pies.

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Una postura incorrecta al correr puede provocar lesiones, y te costará sentirte relajado y natural cuando salgas a correr. Quieres que correr sea lo más fácil y agradable posible para motivarte a seguir saliendo una y otra vez.

Echa un vistazo a nuestra figura anotada e intenta tenerla en cuenta cuando corras. Asegúrate de que tus hombros están bajos y ligeramente hacia atrás para no estar encorvado; tu espalda está recta y alta; los músculos del estómago están tensos, ayudando a tu equilibrio; tus manos están sueltas para ayudarte a mantenerte relajado, y tus brazos se mueven en un movimiento de ida y vuelta a 90 grados para ayudar a impulsarte hacia delante.

Mientras corres, toma nota de lo que hace tu cuerpo y de cómo te sientes a medida que avanzas. Si algo le resulta incómodo, vea si puede cambiar a una posición más neutral. Una vez que te acostumbres a correr «correctamente», empezarás a hacerlo de forma inconsciente. Revisa siempre tu postura a mitad de carrera para asegurarte de que sigues manteniendo una posición firme.

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Movimientos clave de fortalecimiento que todo corredor debería dominar:

Hombro

Mantente relajado y mantén los hombros sueltos y bajos. Notarás que a medida que te cansas, tus hombros se levantan. Sacúdelos, relájalos y muévelos hacia abajo. Intenta mantenerlos nivelados y no los balancees demasiado.

Brazos

Cuando corres necesitas mover los brazos para impulsarte hacia delante, utilizando el impulso para avanzar más rápido. Los brazos deben moverse al ritmo de las piernas y mantenerse a 90 grados. No rodees el torso con los brazos al correr; mantenlos oscilando hacia delante y hacia atrás cerca del cuerpo.

Torso

Manténgase recto y alto en todo momento. Naturalmente, te inclinarás ligeramente hacia delante, pero mantén los hombros girados hacia atrás y hacia abajo para estar relajado. Correr con el pecho erguido permitirá obtener la máxima capacidad pulmonar.

Piernas y zancada

Instintivamente alargarás la zancada y elevarás las rodillas para correr más rápido, pero los corredores de larga distancia mantienen las rodillas bajas y dan zancadas más cortas para conservar la energía, aumentando en cambio la rotación de los pies. La distancia de zancada adecuada es diferente para cada persona, pero los pies deben aterrizar directamente debajo de ti y las rodillas deben permanecer ligeramente flexionadas en el momento del impacto. Si el pie se extiende demasiado por delante, la zancada es demasiado larga.

Tobillos

Debe haber un ligero movimiento en los tobillos. Al aterrizar deben rodar hacia dentro, permitiéndote impulsarte adecuadamente hacia delante. Si los tobillos están demasiado rígidos, puede deberse a la tensión de los músculos de la pantorrilla. Los estiramientos deberían aliviarlos.

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La cabeza alta

Mira hacia delante mientras corres e intenta no mirar a tus pies, ya que esto arruinará tu postura. Mantener la mirada alta mantendrá la columna vertebral, el cuello y la cabeza alineados para lograr la mejor forma.

Manos

Nunca corras con los puños cerrados; mantén las manos relajadas y estructuradas. Cuando te canses, recuerda bajar los hombros y aflojar el agarre.

Caderas

Si tus hombros están abajo y tu espalda está recta, entonces tus caderas deben seguir en línea. Si te inclinas demasiado hacia delante, tus caderas se desalinearán y arruinarán tu forma, lo que provocará dolor en las caderas, la ingle y la zona lumbar. Mantén las caderas niveladas cuando corras; si descienden demasiado, estarás ejerciendo una tensión indebida sobre la espalda, las piernas y el torso.

Pies

Debes intentar aterrizar con el pie entre el talón y el punto medio, despegando cuando tu pie esté rodando hacia delante. Este movimiento de balanceo y posterior despegue te dará más impulso y te impulsará hacia adelante de manera más eficiente. No deberías correr con el pie plano; si lo haces, puede que tengas unas zapatillas equivocadas o que necesites hacer ligeros ajustes en el pie al correr.

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