Un accidente de coche casi mortal animó a una mujer a perder 183 libras después de que se sintiera horrorizada por las imágenes de la resonancia magnética.
Melody Purdue, de 36 años, ha luchado con el peso la mayor parte de su vida y a menudo se encontraba haciendo dietas yo-yo. Melody, de Franklin (Massachusetts), sufrió un accidente de coche casi mortal en 2012, en el que perdió el conocimiento y se despertó en el hospital, sorprendida al descubrir que pesaba 283 libras.
Melody dijo a Truly: «Recibí imágenes de resonancia magnética y realmente verme a mí misma y cómo eran mis órganos por dentro me hizo darme cuenta de que esto es todo».
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La experiencia cercana a la muerte de Melody fue lo que ella describe como una «bendición disfrazada», ya que la animó a enfrentarse a sus hábitos alimenticios poco saludables.
Antes del accidente, Melody creía que tenía una relación normal con la comida, pero al reflexionar admite que era una comedora secreta, lo que no era fácil para Melody, tanto física como mentalmente: «Siempre estaba fatigada y cansada y quería hacer cosas que mi peso me impedía».
Desde el accidente, Melody ha perdido 183 libras y ahora pesa 128 libras. La pérdida de peso le ha dejado la piel suelta, que piensa quitarse, pero por ahora lo describe como algo liberador: «Prefiero tener esto que estar donde estaba antes».
La transformación de Melody también ha mejorado su vida familiar, especialmente en lo que respecta a la crianza de su hijo, Alex, con su marido, Patrick.
«Soy capaz de hacer las cosas que quiero con Alex, puedo correr, puedo jugar – siento que estoy viviendo la vida que debía vivir».
Patrick, el marido de Melody, la mantuvo en el camino y evitó que tirara la toalla. Tener un compañero de responsabilidad cambia el juego, según un nuevo estudio publicado este año por la Sociedad Europea de Cardiología: cuando los cónyuges se unen al esfuerzo por cambiar de hábitos, los pacientes tienen más posibilidades de estar más sanos a la hora de perder peso.
En comparación con los que no tenían pareja, los pacientes con ella tenían más del doble de probabilidades de perder una cantidad significativa de peso en un año. Dos cabezas piensan mejor que una: si un compañero o amigo se une a la causa, se duplican las posibilidades de éxito.
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