Muchos planes de dieta muy populares implican la eliminación de grupos enteros de alimentos para encontrar la forma más saludable de comer. El veganismo, por ejemplo, elimina todos los productos de origen animal, como la carne, el pescado, los huevos y los lácteos. En el otro extremo de la escala está la dieta carnívora.
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Mucha gente a la que le gustan los filetes, las hamburguesas y los sándwiches de beicon se declara un poco carnívora. Pero el plan de la dieta carnívora es un movimiento creciente en el que se elimina todo excepto los productos animales. Es una moda publicitada por el gurú de las dietas, el Dr. Shawn Baker, y por celebridades como el podcaster Joe Rogan, pero, por desgracia, aumentar el consumo de carne roja tiene muchos inconvenientes.
A principios de este año, un informe de la Universidad de Harvard mostró una clara correlación entre el consumo de más carne roja y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas. Aunque la carne roja es muy rica en proteínas y en hierro y zinc, Harvard descubrió que un consumo «elevado» de carne roja constituye un riesgo adicional de cáncer, diabetes y muerte prematura en general.
Además, otro estudio publicado en el European Heart Journal descubrió que el consumo de carne roja como parte de su plan de alimentación diario triplica la producción de N-óxido de trimetilamina, una sustancia química en su cuerpo conocida por causar enfermedades del corazón.
Sin embargo, aunque los vegetarianos y los veganos pueden obtener sus proteínas, hierro y zinc de fuentes alternativas, una cantidad moderada -dos o tres raciones a la semana, según Harvard- es suficiente para obtener los beneficios de la carne roja y tratarla como un lujo, en lugar de un alimento básico.
Si se sigue un plan de alimentación rico en grasas, proteínas y carbohidratos, como la dieta cetogénica, la carne roja parece una opción natural para muchas comidas. Sin embargo, el cambio a pescado azul como el salmón (rico en proteínas y ácidos grasos necesarios como el omega-3) y a carnes blancas más magras como el pollo puede reducir drásticamente el riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer y prediabetes que conlleva el consumo habitual de carne roja.
Además, reduzca aún más su consumo de carne mediante el uso de legumbres como las alubias y las lentejas (ricas en proteínas y hierro), y complemente sus necesidades con batidos de proteínas. Si estás aprendiendo a levantar pesas, o ya realizas sesiones regulares de entrenamiento de resistencia, una dieta rica en proteínas te ayudará en tu objetivo de aumentar la masa muscular.
Aunque se supone que la dieta carnívora tiene algunos beneficios, como el aumento de energía a corto plazo y más músculo debido al incremento de proteínas, la ciencia dicta que hay una posibilidad significativa de riesgos a largo plazo para tu salud cardíaca. Según los datos científicos disponibles, es mejor reducir el consumo de carne roja y disfrutar de un buen bistec o una hamburguesa en (por favor, disculpe el juego de palabras) raras ocasiones.
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