Gracias tanto a la ciencia reciente como a cientos de años de pruebas anecdóticas, sabemos que el mindfulness y otros tipos de meditación son excelentes antiestrés. Tanto si la imagen que tenemos es la de un monje sereno en la cima de una montaña como la de una directora ejecutiva en su despacho, la meditación se asocia con una evasión y liberación de presiones internas como el estrés, la ansiedad y la meditación.
Sin embargo, un pequeño número de personas podría encontrar exactamente lo contrario: que el mindfulness trianing exacerba y aumenta los sentimientos de ansiedad, depresión y estrés. ¿Cómo es posible, y qué se puede hacer al respecto?
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Un estudio publicado en la revista científica PLOS One descubrió que alrededor de una cuarta parte de las personas experimentaban emociones negativas durante las sesiones de mindfulness. Otro estudio publicado en la revista Acta Psychiatrica Scandinavica trató de examinar cuántas personas experimentaron más efectos negativos no deseados.
El estudio descubrió que una de cada 12 personas experimentaba efectos negativos no deseados que se consideraban un resultado directo del entrenamiento de mindfulness, normalmente un empeoramiento de la ansiedad y la depresión. El estudio también encontró pruebas de impulsos suicidas y ataques de pánico.
Estas emociones y sentimientos negativos no deseados son difíciles de afrontar, especialmente para alguien que se acercó al mindfulness buscando una actividad para reducir esos sentimientos o encontrar un lugar seguro.
Sin embargo, algunos psicólogos creen que los sentimientos no diagnosticados de ansiedad y depresión han llevado a la gente a buscar la meditación como «cura». Por lo tanto, estos sentimientos son experimentados en su totalidad por las personas por primera vez, y se atribuyen a la meditación en lugar del problema subyacente.
Katie Sparks, psicóloga colegiada y miembro de la Sociedad Británica de Psicología, dice a New Scientist que las personas que tienen dificultades con las emociones negativas podrían beneficiarse de las meditaciones guiadas, que priorizan la visualización y la concentración sobre la atención plena.
No dejes que esto te desanime: hay muchos motivos para recomendar la atención plena y la meditación. Científicos de la Universidad de Harvard han descubierto que la meditación cambia literalmente la química del cerebro, combatiendo la ansiedad, la depresión e incluso las enfermedades relacionadas con el estrés, como el síndrome del intestino irritable.
Otro estudio realizado por investigadores del departamento de psicología de la Universidad de Siracusa descubrió por qué el mindfulness nos hace más resistentes mentalmente. El estudio descubrió que los que tenían mayores rasgos asociados a la atención plena, por ejemplo, la capacidad de observar los pensamientos negativos a medida que surgen sin juzgarlos ni criticarlos, obtuvieron mejores resultados en las tareas cognitivas.
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