Rastreadores de fitness: Por qué deberías DESACTIVAR tus aplicaciones de salud y fitness (a veces)

Si alguna vez has sentido una punzada de ansiedad cuando el pájaro de Duolingo te pica después de un largo periodo de tiempo fuera, no eres el único. Sí, te descargaste la aplicación porque pensabas darle una oportunidad al mandarín mientras estabas encerrado, pero ahora no te deja en paz.

Lo mismo puede ocurrir con nuestras aplicaciones de fitness. Aunque que nos animen a hacer más ejercicio y a comer bien suele ser algo bueno, tanta información y los constantes recordatorios a veces nos hacen sentir que estamos «fallando» y nos provocan una ansiedad innecesaria.

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Si esto te suena de alguna manera, no estás solo. Sentirse ansioso al mirar las aplicaciones de fitness es más común de lo que pensamos, sobre todo en los jóvenes, según ha descubierto un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bath. El estudio, publicado en un informe por Digital Health Generations, descubrió que el 45% de los jóvenes utilizaban aplicaciones para teléfonos inteligentes u otros rastreadores para controlar su salud, pero muchos de ellos se preocupaban por la información que recibían.

Tom Madders, Director de Comunicaciones de la organización benéfica Youngminds, dijo a la BBC que los rastreadores de fitness podrían convertirse en una experiencia «que lo consume todo», a pesar de tener un efecto positivo en relación con la salud en general. Otros encuestados informaron de «comportamientos obsesivos, ansiedad y terror».

Se trata de un fenómeno con el que también pueden identificarse muchos adultos: la mitad de los usuarios de rastreadores de fitness estudiados por la Universidad de Washington se sentían culpables por su falta de hábitos de ejercicio y por el uso del rastreador.

Las aplicaciones de fitness nos proporcionan mucha información, como las calorías que hemos gastado, nuestra frecuencia cardíaca en reposo, nuestro nivel de sueño y mucho más. Algunos rastreadores de fitness pueden incitarnos a movernos más cuando llevamos demasiado tiempo sentados en el escritorio, ayudándonos a contrarrestar un estilo de vida sedentario.

Muchos estudios han demostrado que estos datos son buenos a la hora de ayudarnos a estar bien, ya que una revisión de diferentes estudios científicos publicada en la revista Sleep and Technology descubrió que los datos de los rastreadores de fitness conducían a una mejora de la presión arterial, de los síntomas del asma y del estado de ánimo de muchos participantes.

Sin embargo, sentir culpa y ansiedad no es bueno para nadie. Estos sentimientos son indicadores de problemas más serios en el futuro, que conducen a trastornos a largo plazo como la ansiedad generalizada y la depresión. En algunos casos, obsesionarse con los datos puede llevar a una relación poco saludable con el ejercicio y la nutrición.

La solución parece ser, como en el caso de los smartphones, los juegos y otras tecnologías adictivas, regular su uso. Apagar el smartwatch, el Fitbit o la aplicación de ejercicio y permitirse una tarde en la que no se haga seguimiento puede ser muy reparador.

Muchos estudios han defendido los beneficios de la desintoxicación digital, eliminando de tu entorno los dispositivos que envían notificaciones para que puedas desconectar mejor. Intenta apagar tu rastreador, tu teléfono, tu portátil y tu tableta al menos una vez al día para resetearte y relajarte.

Los Fitbits, los Apple Watches y otros dispositivos orientados al fitness son herramientas fantásticas que nos ayudan a conocer mejor nuestro cuerpo. Pero en nombre de tu salud, irónicamente deberías dedicar algo de tiempo a alejarte de tus aplicaciones de salud.

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