Ahora se esperan (y a menudo se imponen) las máscaras en los lugares públicos cerrados de todo el mundo, y nos hemos acostumbrado a llevarlas como «la nueva normalidad». Aparte del distanciamiento social, las máscaras son una de nuestras mejores defensas en la lucha contra el COVID-19, al menos hasta que una vacuna llegue a las estanterías.
Un estudio publicado en la revista PNAS descubrió que el uso de mascarillas redujo significativamente el número de infecciones en casi 80.000 en algunas partes de Italia. La evidencia es clara: las máscaras ayudan a reducir la tasa de infección.
Sin embargo, los usuarios de gafas siguen teniendo muchos inconvenientes con las mascarillas: empañan nuestra visión, especialmente en invierno, produciendo grandes cantidades de condensación y limitando nuestra capacidad de ver. Afortunadamente, el siguiente vídeo del Colegio de Optometristas del Reino Unido ofrece algunos consejos para reducir este empañamiento.
El empañamiento de las gafas se produce por la condensación, ya que el aire caliente pasa por la superficie de las lentes al exhalar, lo que hace que la humedad se acumule en la superficie de las mismas. Esto es especialmente frecuente a medida que nos adentramos en el invierno, ya que el aire más frío creará un efecto de empañamiento aún mayor.
El asesor clínico de CoO, Daniel Hardiman-McCartney, sugiere varias soluciones, como apretar la máscara girando las correas. Si la mascarilla está más ajustada alrededor de la nariz, se evitará que el aire caliente salga por la parte superior de la mascarilla y, en cambio, lo empujará hacia los lados, donde no podrá empañar las gafas.
Tu otra opción es un protector facial bien ajustado, similar al ASICS Runners Face Cover o al UA Sportsmask. Estas máscaras tienen un doble propósito: por un lado, son ideales para el fitness gracias a su construcción técnica y, por otro, se ajustan lo suficiente como para garantizar que no se escape mucho aire de la parte superior de la máscara: en su lugar, la máscara está diseñada para filtrar el aire de la forma más natural posible.
Si no puedes ajustar la máscara que utilizas, quizás puedas ajustar la posición de tus gafas, llevándolas más arriba de la nariz para que haya menos condensación, o utilizando un spray antivaho o toallitas para mantenerlas limpias.
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Por último, Hardiman-McCartney sugiere colocar un trozo de cinta quirúrgica alrededor de la parte superior de la máscara, creando así un «sello» alrededor del puente de la nariz para garantizar que el aire caliente no se escape.
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